La logística de la vacuna COVID-19

La tan deseada vacuna contra la COVID-19 parece estar ya muy próxima, después de que empresas como Pfizer, Moderna, o AstraZeneca, hayan presentado esperanzadores resultados.  Una gran noticia, que hace ver más cerca el fin de una pandemia que ha causado más de un millón y medio de víctimas mortales, y por la que se han contagiado más de 62 millones de personas en todo el mundo. Parece que ya estamos cerca de ver la luz al final del túnel.  No obstante, el proceso de administrar la vacuna a toda la población tiene multitud de frentes abiertos aún sin resolver, siendo uno de ellos la logística, que en este tipo de productos sensibles adquiere una gran relevancia.

Por el momento, parece claro que la producción se llevará a cabo en Europa, América del Norte, China y posiblemente Rusia. China aspira a vender sus vacunas a nivel mundial, pero parece que, por ahora, no posee la confianza de las farmacéuticas occidentales. La vacuna de Rusia, probablemente, se destinará a cubrir su extensa demanda nacional. Del resto, la mayor producción se concentrará en:

  • Estados Unidos, en Gaithersburg-Maryland la de AstraZeneca, y en Kalamazoo-Michigan la de Pfizer
  • UK, concretamente en Cambridge en la planta de producción de AstraZeneca y en Oxford
  • Bélgica, la de Pfizer
  • Suiza, la de Moderna.

Es decir, tanto Europa como América del Norte tendrán patrones de distribución estándar, con una planta de producción principal capaz de servir a gran parte del continente. Esta centralización tiene muchas implicaciones para el almacenamiento y el transporte. Solo operadores especialistas, consolidados y con suficientes medios podrán hacerse cargo de este importante reto de demanda global.

Adicionalmente, se está invirtiendo en otras plantas de producción en localizaciones como Francia, España, Japón, Brasil o Australia. En India, por ejemplo, la producción está dirigida por la empresa Serum Institute of India, que es uno de los mayores productores de vacunas del mundo, y que ya ha cerrado un acuerdo con AstraZeneca. Y seguro que a lo largo de 2021 surgirán nuevas ubicaciones donde producir, por lo que los patrones de distribución serán dinámicos y podrán verse alterados con frecuencia.


Pero no sólo debemos hablar de dificultades por motivos geográficos. La logística farmacéutica es ya compleja en sí misma y requiere de un operador con un alto nivel de especialización, como es el caso del Grupo Logista. Es necesario reseñar que, para poder llevar a cabo este tipo de transporte, es preciso observar las directrices europeas GDP (Good Distribution Practices o BPD), la Directiva 2001/83/CE o las normativas nacionales, como es el caso de España, el Real Decreto 782/2013, de 11 de octubre, sobre distribución de medicamentos de uso humano.  Es decir, se requiere disponer de un sistema de calidad certificado, lo que implica tener implementados:

  • procedimientos y protocolos robustos y contrastados
  • planes de contingencia validados
  • sistemas formativos específicos para chóferes y personal
  • rutas validadas
  • cualificación de las instalaciones y de los remolques
  • específicos y periódicos de sistemas de limpieza y desinfección
  • control de temperatura
  • sistema de seguridad

Un requerimiento crítico en el transporte de medicamentos es el control de la temperatura. Existen diferentes tipos: temperatura ambiente con o sin ventilación, temperatura controlada desde +15ºC a +25ºC, transporte refrigerado entre los +2ºC a +8ºC, transporte congelado sobre los -20ºC, transporte con hielo seco a -80ºC y transporte con Nitrógeno líquido a -196ºC.

En concreto, las vacunas de Pfizer y Moderna, que comparten la misma y novedosa técnica utilizando el ARN mensajero mRNA (técnica consiste en inocular el código genético que porta el virus en su interior, protegido simplemente por un lípido) tienen unos requerimientos de temperatura muy estrictos. La de Pfizer/BioNTech necesita ser conservada a -80ºC. La de Moderna precisa de temperaturas habituales en el sector, debiéndose mantener estable entre los 2ºC y los 8ºC durante 30 días, pero requiere una conservación de -20ºC, con una vida útil de 6 meses. Según algunos expertos, la razón de esta diferencia radica en que la vacuna de Moderna tiene tres veces más cantidad de RNA, y por eso, aunque se degrade una parte, finalmente sigue siendo efectiva. La de AstraZeneca por su parte, ha comunicado que su vacuna experimental se puede mantener a una temperatura más habitual en el trasporte de fármacos, entre los 0ºC y los 8ºC.  

Por tanto, conservar la temperatura para que no se produzcan roturas en la cadena de frio es prioritario para que las vacunas lleguen en condiciones óptimas a farmacias y hospitales. Para ello se requiere de potentes sistemas de control de temperatura, como el software específico para la monitorización en remoto y en tiempo real que utilizamos en Logesta. El sistema se completa con una atención 24×7, que evalúa y gestiona las posibles alarmas y organiza la asistencia inmediata ante una posible excusión de la temperatura.

A pesar de estos estrictos requerimientos de temperatura, es verdad que la logística de producción de vacunas con ARN mensajero es menos compleja que la de las vacunas tradicionales de virus «vivo» atenuado y de virus «muerto» inactivado. Fundamentalmente por dos cuestiones. En primer lugar, los plazos de producción son más cortos; y, en segundo lugar, es más fácil aumentar la capacidad de producción.


Estos son factores a tener muy en cuenta, puesto que nos enfrentamos a una demanda imprevisible, otro de los retos de su logística. Es cierto que se habla de la comercialización de 15 mil millones de vacunas, suponiendo 2 dosis por habitante, pero aún faltan por disipar algunas cuestiones relevantes como pueden ser: el volumen de la población mundial que estará dispuesta a vacunarse, la capacidad real de vacunación de cada uno de los países, si será o no posible llegar a todos los continentes, la estacionalidad de las campañas de vacunación, etc. Por lo tanto, la limitación de la vida útil de la vacuna y la variabilidad de la demanda son factores que el operador de transporte debe ser capaz de asumir, con la tecnología y la infraestructura necesaria para poder hacerse cargo de esa fluctuación de la demanda y de este control de temperatura. A toda esta complejidad, hay que añadirle que los Grupos de Crimen Organizado buscarán cualquier oportunidad para interceptar las cadenas de suministro y “hacerse” con las tan codiciadas vacunas. Si surgen tales pérdidas, esto tendría un significativo impacto en la comunidad mundial, tanto desde una perspectiva económica como de salud pública.

La Interpol ha elaborado un informe el pasado 20 de noviembre, en el que alerta al conjunto de las policías europeas a que establezcan mecanismos y dispositivos de control en los centros de producción y distribución de las vacunas COVID-19. El organismo internacional baraja como hipótesis policial que, en cuanto la vacuna se ponga a la venta y circule por el mercado internacional, va a ser objetivo prioritario de los grupos de crimen organizado como ya lo han sido las mascarillas, los test COVID-19 y los geles hidroalcohólicos. Jürgen Stock, Secretario General de INTERPOL, ha llegado a calificar la vacuna como “oro líquido” en sus últimas declaraciones.

Algunas empresas como Pfizer, según ha revelado recientemente el periódico The Wall Street Journal, han comenzado a implantar medidas propias para proteger sus fármacos, como la instalación de dispositivos GPS en los recipientes que transportarán las dosis, o en las propias neveras, para vigilar que éstas siguen la ruta programada. Asimismo, valoran la opción de desviar la atención, con ‘camiones trampa’, programando envíos falsos con camiones sin vacunas.

El control de la trazabilidad es, por tanto, otro factor fundamental para garantizar la entrega de las vacunas. Y no sólo se necesita un sistema de seguimiento GPS, sino muchos otros requerimientos, que en buena medida asegura el cumplimiento de los estándares de seguridad TAPA (Transported Asset Protection Association). Debido a la especialización en el transporte de alto valor, en Logesta disponemos de un Departamento de Seguridad dedicado y especializado, cuya primera responsabilidad es hacer un análisis de riesgos en función de los cuales definimos estándares y procedimientos. Dedicamos importantes esfuerzos en I+D+i, invirtiendo en tecnología de vanguardia para equipar a nuestros vehículos con funcionalidades de última generación. Nuestro software inteligente discrimina y prioriza situaciones de riesgo. Llevamos un control de rutas y paradas en una red europea de parkings homologados. Gracias a sistemas de Geofencing y a nuestra Central Receptora de Alarmas, que gestiona desde nuestras instalaciones cualquier alarma que se produzca en Europa, 24×7.  Además, participamos activamente con asociaciones de seguridad y estamos en continua y estrecha colaboración con las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado.

Como ya publicó El Economista hace unas semanas, Logista tiene la red de frío y se perfila como la mejor preparada para distribuir la vacuna del covid-19. Nuestro grupo trabaja actualmente con más de 200 laboratorios como clientes, y dispone de tres grandes plantas farmacéuticas con más de 60.000 metros cuadrados.

En conclusión, Logesta garantiza máxima cobertura geográfica en toda Europa, así como la plena integración operativa, trazabilidad física y térmica en tiempo real, el cumplimiento de los más altos estándares de calidad (certificación GDP) y de seguridad (certificación TAPA). Todo esto, unido a nuestro conocimiento del mercado transporte de medicamentos, nos hace estar posicionados como una de las mejores alternativas para el transporte de la vacuna contra el SARS-CoV-2. Somos conscientes de la responsabilidad que esto conlleva y estamos preparados para asumir uno de los mayores retos logísticos de los últimos años.

Publicado 10 de diciembre de 2020